martes, 21 de mayo de 2013

Consejos de Martín Fierro

Un padre que da consejos 
Más que padre es un amigo, 
Ansí como tal les digo 
Que vivan con precaución- 
Naides sabe en qué rincón 
Se oculta el que es su enemigo. 

Yo nunca tuve otra escuela 
Que una vida desgraciada- 
No extrañen si en la jugada 
Alguna vez me equivoco- 
Pues ha de saber muy poco 
Aquél que no aprendió nada. 

Hay hombres que de su cencia 
Tienen la cabeza llena; 
Hay sabios de todas menas, 
Mas digo sin ser muy ducho: 
Es mejor que aprender mucho 
El aprender cosas buenas. 

No aprovechan los trabajos 
Si no han de enseñarnos nada- 
El hombre, de una mirada 
Todo ha de verlo al momento- 
El primer conocimiento 
Es conocer cuándo enfada. 

Su esperanza no la cifren 
Nunca en corazón alguno- 
En el mayor infortunio 
Pongan su confianza en Dios- 
De los hombres, sólo en uno, 
Con gran precaución en dos- 

Las faltas no tienen límites 
Como tienen los terrenos- 
Se encuentran en los más buenos, 
Y es justo que les prevenga;- 
Aquél que defectos tenga, 
Disimule los ajenos- 

Al que es amigo, jamás 
Lo dejen en la estacada, 
Pero no le pidan nada 
Ni lo aguarden todo de él- 
Siempre el amigo más fiel 
es una conducta honrada. 

Ni el miedo ni la codicia 
Es bueno que a uno le asalten- 
Ansí no se sobresalten 
por los bienes que perezcan, 
Al rico nunca le ofrezcan 
Y al pobre nunca le falten. 

Bien lo pasa hasta entre Pampas 
El que respeta a la gente- 
El hombre ha de ser prudente 
Para librarse de enojos- 
Cauteloso entre los flojos 
Moderado entre valientes. 

El trabajar es la ley 
Porque es preciso alquirir- 
No se expongan a sufrir 
Una triste situación- 
Sangra mucho el corazón 
Del que tiene que pedir. 

Debe trabajar el hombre 
Para ganarse su pan; 
Pues la miseria en su afán 
De perseguir de mil modos- 
Llama en la puerta de todos 
Y entra en la del haragán. 

A ningún hombre amenacen 
Porque naides se acobarda- 
Poco en conocerlo tarda 
Quien amenaza imprudente- 
Que hay un peligro presente 
Y otro peligro que aguarda. 

Para vencer un peligro, 
Salvar de cuelquier abismo, 
Por experiencia lo afirmo, 
Más que el sable y que la lanza- 
Suele servir la confianza 
Que el hombre tiene en sí mismo. 

Nace el hombre con la astucia 
Que ha de servirle de guía- 
Sin ella sucumbiría, 
Pero sigún mi esperiencia- 
Se vuelve en unos prudencia 
Y en los otros picardía. 

Aprovecha la ocasión 
El hombre que es diligente- 
Y téngalo bien presente, 
Si al compararla no yerro- 
La ocasión es como el fierro 
Se ha de machacar caliente. 

Muchas cosas pierde el hombre 
Que a veces las vuelve a hallar- 
Pero les debo enseñar 
Y es bueno que lo recuerden- 
Si la vergüenza se pierde 
Jamás se vuelve a encontrar. 
Los hermanos sean unidos, 
Porque ésa es la ley primera. 
Tengan unión verdadera 
En cualquier tiempo que sea- 
Porque si entre ellos pelean 
Los devoran los de ajuera. 

Respeten a los ancianos, 
El burlarlos no es hazaña- 
Si andan entre gente estraña 
Deben ser muy precavidos- 
Pues por igual es tenido 
Quien con malos se acompaña. 

La cigüeña cuando es vieja 
Pierde la vista, -y procurar 
Cuidarla en su edad madura 
Todas sus hijas pequeñas- 
Apriendan de las cigüeñas 
Este ejemplo de ternura. 

Si les hacen una ofensa, 
Aunque la echen en olvido, 
Vivan siempre prevenidos; 
Pues ciertamente sucede- 
Que hablará muy mal de ustedes 
Aquel que los ha ofendido. 

El que obedeciendo vive 
Nunca tiene suerte blanda- 
Mas con su soberbia agranda 
El rigor en que padece- 
Obedezca el que obedece 
Y será bueno el que manda. 

Procuren de no perder 
Ni el tiempo ni la vergüenza- 
Como todo hombre que piensa 
Proceder siempre con juicio- 
Y sepan que ningún vicio 
Acaba donde comienza. 

Ave de pico encorvado 
Le tiene al robo afición- 
Pero el hombre de razón 
No roba jamás un cobre- 
Pues no es vergüenza ser pobre 
Y es vergüenza ser ladrón. 

El hombre no mate al hombre 
Ni pelee por fantasía- 
Tiene en la desgracia mía 
Un espejo en qué mirarse- 
Saber el hombre guardarse 
Es la gran sabiduría. 

La sangre que se redama 
No se olvida hasta la muerte- 
La impresión es de tal suerte, 
Que a mi pesar no lo niego- 
Cai como gotas de fuego 
En el alma del que la vierte. 

Es siempre en toda ocasión 
El trago el pior enemigo- 
Con cariño se los digo, 
Recuérdenlo con cuidado- 
Aquél que ofende embriagado 
Merece doble castigo-. 

Si se arma algún revolutis 
Siempre han de ser los primeros- 
No se muestren altaneros 
Aunque la razón les sobre- 
En la barba de los pobres 
Aprienden pa ser barberos. 

Si entriegan su corazón 
A alguna mujer querida, 
No le hagan una partida 
Que la ofienda a la mujer- 
Siempre los ha de perder 
Una mujer ofendida. 

Procuren si son cantores, 
El cantar con sentimiento, 
Ni tiemplen el instrumento 
Por sólo el gusto de hablar- 
Y acostúmbrense a cantar 
En cosas de jundamento. 

Y les doy estos consejos 
Que me han costado alquirirlos, 
Porque deseo dirijirlos, 
Pero no alcanza mi cencia- 
Hasta darles la prudencia 
Que precisan pa seguirlos. 

Estas cosas y otras muchas, 
Medité en mis soledades- 
Sepan que no hay falsedades 
Ni error en estos consejos- 
Es de la boca del viejo 
De ande salen las verdades. 

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